La factoría se erigió en el siglo XVIII cerca de la antigua ferrería del monte Aezkoa; la riqueza maderera, la presencia de minas de hierro y cursos de agua propiciaron su instalación en este enclave.
El fin de la fábrica era el abastecimiento de munición al ejército. Para su construcción fueron cedidos a la corona los montes de Aezkoa y su existencia fue corta, apenas un siglo, pero muy azarosa. Su proximidad a la frontera la convirtió en objeto de constantes saqueos e incendios, pero conseguía resurgir una y otra vez hasta que en el siglo XIX fue suprimida definitivamente.
Todo el conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2008. En la actualidad se pueden visitar las ruinas, parcialmente consolidadas, así como el edificio de Hornos rehabilitado por el Gobierno de Navarra. El centro Kultur Ola de Aezkoka organiza visitas guiadas a este espacio.
El antiguo complejo fabril se articulaba en tres niveles integrando la fábrica, un poblado, la iglesia, las viviendas de los obreros y un ingenioso sistema que conectaba las carboneras y los almacenes minerales con la propia boca de los hornos a través de unas plataformas aéreas. Más de 150 trabajadores y sus familias, junto a tropas de vigilancia, vivieron durante años en este frondoso y perdido rincón de la Selva de Irati.