Su proximidad a la muga y a la Real Fábrica de Municiones que lleva su nombre, motivó que sufriera grandes daños, incendios y saqueos. Sus casas mantienen, a pesar de las reconstrucciones, señales de su arquitectura gótica original en ventanas, arcos y claves.
Su iglesia, dedicada a San Pedro Apóstol, es gótica del siglo XVI. Merece la pena la contemplación de su retablo -uno de los más interesantes de la zona- y los graciosos angelotes.
En su término municipal podemos descubrir algunas joyas arquitectónicas como la Fábrica de Municiones, la torre-trofeo de Urkulu y numerosos restos megalíticos que nos hablan del pasado y los habitantes de estas tierras.
Para tener una fabulosa panorámica del valle y del río Irati, merece la pena acercarse hasta el Mirador de Arburua, por un camino que parte desde el mismo casco urbano.