Aribe cuenta con dos regalos de la naturaleza: el río Irati y un bosque de haya y roble en el que poder pasear y disfrutar del entorno con una extensión superior a las 1.000 hectáreas.
Estos dos componentes garantizan una biodiversidad animal y vegetal envidiables, llena de corzos, jabalíes, ciervos, gatos monteses, ardillas, buitres leonados, milanos, quebrantahuesos, etc., además de especies tan diversas como avellanos, castaños, sauces, abetos y arces, entre otras muchas.
La historia de Aribe se pierde en la noche de los tiempos, en la prehistoria.
Los primeros datos de poblamiento los encontramos hacia el 8.000 antes de Cristo, concretamente en la Cueva de Aizpea o “del molino”, lugar en el que se hallaron los restos completos de la mujer más antigua de Navarra.
Entrada la Edad Media se hicieron famosas las aguas medicinales de Iturrialdea, construyéndose el magnífico puente románico que hoy en día todavía se levanta orgulloso en el río Irati como uno de los símbolos más característicos de Aribe.
Desde entonces hasta hoy en día Aribe ha mantenido sus señales propias como pueblo de montaña aferrado a la ganadería, a la agricultura y al aprovechamiento de sus bosques y recursos naturales-